Dos de los directores de terror más memorables de aquel breve movimiento europeo de terror extremo de mediados de los años 2000 vuelven con la extraordinaria «La casa de las profundidades». Una hermosa pesadilla en si bemol menor, que mezcla refrescantemente dos géneros con su ejemplar apuesta narrativa. Un pequeño clásico de aquí a unos años.
Todas las personas flotan
La pareja presenta con su sexto largometraje un proyecto ambicioso, arriesgado en el fondo (es broma) y en la forma, que se desmarca del supuesto nuevo terror de prestigio actual haciendo de la sencillez y el encanto los dueños del espectáculo.
Pero no es lo que piensas. Muchas películas son un mero entretenimiento superficial, pero no The Deep House. Se necesita un tipo de experiencia poco común para crear una película que va mucho más allá del entretenimiento superficial. Que la oscuridad de la película no te impida ver las profundidades ocultas que hay debajo.
Cuando alguien piensa en terror acuático y monstruosidades pantanosas, inevitablemente piensa en «El lago de los muertos» o en «Olas de choque». Dos clásicos de culto, dirigidos por Jean Rollin y Ken Wiederhorn, con intenciones muy diferentes. La europea, por cierto, con guión de Jess Franco.
Sin embargo, las intenciones de Bustillo y Maury, fans de «Dentro de mis sueños» o del «Inferno» de Dario Argento, deciden que, para empezar, la acción submarina será pura. No hay efectos digitales, postproducción, trampa ni cartón. La Casa de las Profundidades» se sitúa en las profundidades. Así, los realizadores consiguen una atmósfera inédita de terror ascendente que se aleja, literalmente, del tan manido término de moda. Esto no es terror de altura, es horror sumergido.
Estamos ante una pequeña joya: visualmente impactante y técnicamente compleja, contiene tantas buenas ideas que corre el riesgo de pasar tan desapercibida como la propia película. Los directores aprovechan el escenario submarino para crear imágenes increíbles, como esos candelabros flotantes o los llamados «muebles poltergeist», tan habituales en el género.
Aquí se plantea la cuestión de si todo flota o si, por el contrario, «flota». La premisa es sencilla. Una pareja de especialistas en vídeos de misterio descubre la posibilidad de grabar una casa sumergida en el fondo de un lago. Nada saldrá bien, por supuesto. James Jagger y Camille Rowe flotan, impulsados por sus pasiones, desde el primer cuarto de hora hasta una conclusión que puede parecer precipitada, pero que tiene sentido y es brillante en su coherencia con sus pasiones.
Una historia oscura, que te adentrara en su narrativa
The Deep» es una historia que horroriza y crea un mundo propio. Incluso cuando la película ha terminado, te gustaría volver a ella. Una película que ofrece el mejor resultado posible a una premisa tan atractiva como una casa encantada bajo el agua. Un tren de la bruja transformado por primera vez en un submarino. La mejor atracción de su vida.
Una película repleta de estímulos, y una poesía barroca que haría las delicias de Roger Corman, ‘La casa de las profundidades’ es la mejor película de una pareja imparable, fiel y autosuficiente, que abrió la puerta de nuestras pesadillas hace quince años. Una película verdaderamente terrorífica desde La cura del bienestar.
