El Padrino, de por Francis Ford Coppola, cumple casi medio siglo desde su estreno, el 15 de marzo de 1972 en Estados Unidos. Y para ello hemos decidido realizar este presente artículo compilatorio de diversas anécdotas y dificultades por las que atravesó Coppola durante la filmación.
Algunas de ellas seguramente os suenen y otras quizás os sorprendan hasta el punto de considerar que El Padrino tiene más de historia real que de ficción.
La visión de El Padrino de Paramount Pictures
Mario Puzo, autor de El Padrino, había vendido los derechos de la novela a Paramount Pictures, con la intención de saldar unas deudas de juego. La productora solo quería explotar comercialmente el libro; no tenían intención alguna de invertir mucho capital en el film.
El Padrino se ambientaría en los 70 de la época e intentaría retomar el viejo cine negro de gánsteres que tanto había gustado en los años 30. Todo esto cambiaría con la intervención de Albert S. Rudy como productor oficial de la adaptación de la novela de Puzo. Rudy era conocido por saber trabajar con presupuestos muy ajustados por lo que Paramount decidió que era el hombre ideal.
Aunque las cosas empezaron a complicarse cuando Coppola fue contratado como director. A pesar de que ya había dirigido seis largometrajes, Paramount seguía considerándolo un director primerizo. Esto se debía a que El Padrino suponía la primera vez que Coppola era respaldado por un gran estudio cinematográfico. Y no era para menos, teniendo en cuenta que venía de producciones de Serie B de escasísimo presupuesto.
El cineasta tuvo que ganarse primero la confianza de Puzo, con quién discrepó enormemente sobre el guión. Ambos llegaron a escribir su propia versión cinematográfica, y más tarde la del director de fotografía, Gordon Willis, El maestro de las sombras.
Paramount llegó a aceptar que la película estuviera contextualizada en los 40 y 50, y a aumentar seis veces el presupuesto original. Aún con estas batallas ganadas, lo más duro estaba todavía por llegar con la elección del elenco.
Ni Brando, ni Pacino
Coppola tuvo que pelear duramente para que Paramount accediera a darle el papel de Vito Corleone a Marlon Brando. Ni la productora lo quería, ni el actor parecía estar especialmente interesado en el proyecto, aunque finalmente ambas partes accedieron.
El casting para Michael Corleone fue aún más complicado. James Caan había audicionado para el papel, pero finalmente se le confirió el de Sonny. Aunque también se había tanteado a Robert De Niro para ser el mayor de los Corleone. Coppola quería a Al Pacino para el papel tras ver su trabajo en Pánico en Needle Park (1971). Paramount sin embargo no creía que el actor diera la talla, ni físicamente, ni actoralmente.
Además, había que sumar que la productora estaba sufriendo enormes presiones desde la Liga Italoamericana, como la propia Mafia que querían vetar la película. Coppola se las ingenió para seleccionar, provisionalmente a Pacino, y así demostrar a Paramount su valía para el rol.
Adelantaron la grabación de la secuencia del asesinato de Sollozo y del Capitán McCluskey. Tras ver la secuencia, Paramount quedó satisfecha con Pacino y fue elegido definitivamente para ser Michael Corleone.
Un rodaje complicado que cristalizó en una de las películas más brillantes de la historia del cine contemporáneo. El Padrino continúa en el altar de las obras maestras del séptimo arte hasta la actualidad.
