El 1 de Diciembre de 1981 se ponía cara a una patología que 29 años más tarde habría negado la vida a más de 25 millones de personas en todo el mundo, aquel día se diagnosticaba el primer caso de SIDA. Y como el arte imita a la realidad en 1986 esta afección debutó en los cines de la mano del director Bill Sherwood, quien fallecería cuatro años más tarde a causa del VIH. Su cinta, titulada «Miradas en la despedida», convirtió a Steve Buscemi en el primer actor de la historia en encarnar a una persona con el virus del sida. Pero, desgraciadamente, también ayudó a perfilar un prototipo determinado del seropositivo.
La homosexualidad ha estado ligada a esta enfermedad desde sus inicios como, de una manera brillante, refleja el film independiente «Compañeros Inseparables» (1990), de Norman René, donde se habla del sida como el «cáncer gay». Obtuvo una nominación a los Oscar en la categoría de «Mejor actor de reparto» (Bruce Davison) y el premio del público en el Festival de Sundance. «Longtime Companion» es el título original, hace alusión al término «políticamente correcto» con el que los periódicos de la época hacían referencia a los novios u amantes de los reseñados en las necrológicas, aquellos homosexuales que fallecían a causa de la enfermedad.
«Al filo de la duda», que no llegó a cuajar en su puesta en escena, «Los Testigos» , un drama que introduce el ingrediente de la drogodependencia, o «Y la Banda siguió tocando», una producción televisiva interesante, todas ellas intentan ahondar en las investigaciones e inicios del sida en la década de los 80. Una época en la que reinó el desconcierto, la ignorancia, los prescripciones prematuras y los prejuicios homofóbicos.
Entonces fue el turno de «Philadelphia» (1993) con el titiritero del Dr. Lecter y la agente Starling (Jonathan Demme) tras las cámaras, y unos títulos de crédito envidiables, Tom Hanks, Denzel Washington o un desconocido, para el público norteamericano, Antonio Banderas. Una producción algo sobrevalorada, a excepción de la interpretación de Hanks que le valió un Oscar (el primero para un personaje homosexual) y la mítica canción de Bruce Springsteen que también obtuvo premio. Es un retrato de la letra escarlata que cose la sociedad en el pecho de los afectados por el sida convirtiendo «el rechazo» en un síntoma más de la enfermedad.
Hay historias que van más allá, buscan el realismo e intentan romper el cascarón de uno de los tópicos del sida que más ha hecho mella en la sociedad, tratar a la enfermedad como un síndrome que sólo pueden padecer homosexuales debido a su promiscuidad y a su estilo de vida.
Así podemos encontrar películas como «3 agujas» (2005), aunque la idea se diluye al mismo tiempo que va avanzando el metraje y somos testigos de cómo el director (Thom Fitzgerald) desaprovecha su magnífico casting (Lucy Liu, Chloë Sevigny, Olympia Dukakis, Shawn Ashmore…). Sin embargo romperemos una lanza a su favor ya que trata el VIH desde perspectivas diferentes a las que el cine nos tiene acostumbrados. Se aleja, pues, de la imagen del homosexual seropositivo y nos relata 3 historias en distantes puntos de la geografía mundial. En Canadá se nos presenta un actor porno con la enfermedad cabalgando en sus venas, una monja en África que cede a los chantajes sexuales de un cacique y una traficante de sangre en China.
En 1995 se lanzó al mercado audiovisual la película «Kids», en cuyo reparto también aparecía una jovencísima Sevigny. Aborda el tema del sida desde una de las realidades más plausibles de la actualidad, la transmisión de la enfermedad en los adolescentes a través del sexo sin protección. Lo que me recuerda a esa campaña de la MTV en la que ofrecía de una forma impactante un dato que levantó una gran alarma social, y es que la mayor parte de las personas infectadas del virus eran mujeres heterosexuales y menores de 30 años.
También tiene representación en la gran pantalla la temática lésbica o bisexual en relación al sida, en cintas como «Sólo ellas, los chicos a un lado», un drama para un público principalmente femenino que plantea una extraña conexión entre Whoopi Goldberg, Drew Barrymore y Mary-Louise Parker. Y aquí un inciso, no me había dado cuenta que la tendera de «Weeds» tiene más vocales en su nombre que el rosco de «Pasapalabra», fin del inciso.
Y así llegamos a una de esas películas que sólo veré una vez en mi vida, me dejó un mal sabor de boca parecido al de «Million Dollar Baby», aunque en ambos casos sus calidades sean incuestionables. «Gia» es un drama de la cadena HBO basado en la vida de Gia Marie Carangi a la que dio vida Angelina Jolie, su excelente interpretación de la primera supermodelo del mundo de la moda le supuso un «Globo de oro». Enlaza el backstage de la costura, la explotación a la que se ve sometida la joven de origen italiano, su bisexualidad, la sordidez de la heroína y la enfermedad que se llevó su vida, el sida.
vía | youtube
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Genial articulo Eve!
Muy interesante el análisis que has hecho sobre el SIDA en el mundo audiovisual.
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