Entrevista a Víctor Clavijo

Tenemos el privilegio de poder compartir con vosotros la experiencia y el estupendo hacer, de uno de los actores más versátiles de nuestro país. Con toda seguridad, muchos le conoceréis por Al salir de clase, y los millenials por El Ministerio del Tiempo, encarnando a Lope de Vega. O en la actual serie sobre la conquista del Imperio Mexicano, Hernán, de Amazon Prime Video, en donde interpreta al militar Cristóbal de Ólid. Con todos vosotros, el nominado al Goya al Mejor Actor Revelación, y ganador en cinco ocasiones del Premio de la Unión de Actores, en teatro, cine y televisión: Víctor Clavijo.

Retrocedamos a principios de los 90, ¿qué le dirías a ese chico que está replanteándose seriamente dejar la carrera de Derecho? Spoiler: no sabe que tú eres él dentro de más de dos décadas.

Creo que no le diría nada. Estaba tan convencido de que debía abandonar Derecho y perseguir mi sueño de dedicarme a la actuación, que en ningún momento planeó sobre mí ninguna sombra de duda. Quizá era inconsciencia. Quizá era pasión desmedida. En cualquier caso, tenía muy claro que debía seguir lo que me dictaba mi corazón, que era dedicarme a esto aunque nunca fuese a vivir holgadamente de ello. En la peor de mis proyecciones me veía a mí mismo malviviendo, con poco dinero, haciendo de mimo en la calle…y ese escenario ya me valía. Me hacía feliz esa idea, que era a priori el peor de los escenarios posibles. Tal vez fuera romanticismo. No perseguía ningún éxito. Jamás se me pasó por la cabeza la idea de «carrera» y mucho menos la posibilidad o no de ser famoso. No era eso lo que perseguía. Buscaba experimentar una y otra vez la maravillosa sensación que ya había probado antes, haciendo teatro amateur, de construir personajes, vivir otras vidas, evadirme de mi cotidianidad…de ser otro, en definitiva. La sola idea de hacer de ello mi vida ya me hacía feliz. Por eso no le diría nada a aquel chico de los años 90, porque ese chaval lo tenía muy claro. Ante la disyuntiva de dedicarme a algo que no me hiciera feliz ( a pesar de que me garantizase una seguridad, unos ingresos, una estabilidad económica ) o dedicarme a algo que me apasionara ( aunque fuese a morirme de hambre ), aquél chico de 20 años lo tenía muy claro. Y creo que ese es el único modo de abordar un oficio: no esperar nada a cambio. No había ninguna expectativa que cumplir.

¿Y el día antes de que entre por primera vez a la RESAD?

Le diría que no fuese a hacer las pruebas de ingreso en mallas, como había visto en la serie Fama, de los años 80. Debí pensar que todos los profesionales de las artes escénicas iban por Madrid igual que los protagonistas de la mítica serie neoyorquina, así que me subí al metro, camino de la RESAD para hacer las pruebas de ingreso, y el traqueteo del vagón debió provocarme una inoportuna erección. Al salir de la estación, estaba tan abochornado que toda mi preocupación era disimular aquello, y no el exámen decisivo que estaba a punto de hacer. Quizá aquel tonto incidente distrajo mi atención lo suficiente como para no pensar en lo que me jugaba ante un tribunal de profesores que iba a verme por primera vez.

Tienes una larga trayectoria profesional, y has trabajado con grandes directores del sector, Manuel Gutiérrez Aragón, José Luis Garci, Mariano Barroso, entre otros tantos… A estas alturas, ¿qué es más importante? ¿la suerte o la perseverancia?

La perseverancia, sin duda. La suerte es un factor importante, qué duda cabe. Pero la suerte no construye una carrera. Sí lo hace el estudio, la preparación , la perseverancia, la autoexigencia. La perseverancia garantiza un crecimiento. La suerte, sin preparación previa, puede ser perjudicial. Es preferible que la oportunidad de tu vida te pille preparado para afrontarla, con la técnica y el talento suficiente como para salir airoso. Sin embargo es innegable que la suerte es un factor determinante en la vida (no sólo en este oficio) y, aunque a veces uno pueda trabajar para generar circunstancias que favorezcan ese azar, al tratarse de algo impredecible creo que es mejor centrarse en lo que sí se puede controlar y depende de uno, que es la perseverancia.

¿Qué te atrae más? ¿El teatro o el audiovisual?

Me atraen las historias. Me da igual si el medio es audiovisual, teatro, radio o doblaje. El medio es sólo eso: un envoltorio distinto que esconde el mismo contenido: hacer llegar una historia al público. No soy talibán de ningún medio. Uno puede estar haciendo una mala obra de teatro y sentir que es un suplicio subirse todos los días al escenario a defender algo en lo que no cree. En esa circunstancia para mí desaparece toda la mística del teatro. Y lo mismo puede ocurrir en el medio audiovisual. Yo necesito creer en la historia que voy a contar, y en el equipo con el que voy a trabajar para contar esa historia. El medio sólo me afecta en cuanto a que tengo que adaptar mi técnica como actor a las características de ese medio. Creo que un actor debería poder adaptarse a cualquier medio. Somos artesanos y adaptamos nuestra técnica a cualquier circunstancia para comunicar una historia. No creo que un panadero diga: «a mí solo me gusta hacer baguettes. No trabajo la chapata, gracias. No es mi medio».

¿Cuál dirías que es el medio más complejo?

Evidentemente el teatro es el más complejo de todos, porque exige unas herramientas actorales que el cine o la televisión no demandan. Para hacer teatro debes ser capaz de comunicar con la voz y el cuerpo, y tener una energía y una proyección que te hagan «traspasar la batería», es decir, llegar a las últimas filas, sin perder por ello organicidad o verdad escénica. El cine y la televisión exigen otros requisitos: es el terreno en el que la mirada del personaje, lo que no se dice, y la máxima de «menos es más» tienen más valor que en el teatro. Es más fácil que un actor con formación teatral pueda adaptar su técnica al medio audiovisual, sin embargo, que el hecho de que un actor que no tiene técnica de escenario y sí de cámara pueda hacer teatro y salir airoso.

¿Cómo se prepara Víctor Clavijo para un ensayo? Ya sea cine o teatro.

A los ensayos voy con el texto no sólo aprendido, sino analizado de arriba a abajo. Estudio a conciencia no sólo las líneas del personaje (eso es lo de menos), sino las características del mismo, su personalidad, su viaje dramático, sus deseos, sus emociones, su función dramática dentro de la historia, lo que no dice, lo que hace, lo que dicen de él, referencias de otros personajes, ideas inspiradoras o referencias sacadas de mi propia experiencia para alimentar mi imaginación.. En fin, procuro hacer todo un trabajo de estudio analítico y racional del texto y del personaje, pero al mismo tiempo procuro llenar el inconsciente de elementos que puedan inspirarme.

¿Cuál dirías que es la secuencia más compleja a la que te has enfrentado de toda tu carrera?

Ahora mismo no sabría elegir una escena en concreto. Cada trabajo, cada personaje, tiene una zona de dificultad, algo con lo que no te habías enfrentado antes. Puede ser algo técnico (aprender a montar a caballo, aprender a tocar el violín, etc…) o un aspecto emocional que te confronta con un algún tema personal que no tienes resuelto en tu vida. Con el tiempo aprendes a quitar importancia a esas dificultades, y a asumir que no sólo no eres perfecto, sino que puedes equivocarte y no superar esa dificultad. Lo paradójico es que la relajación que produce saber que no eres perfecto y la eliminación de cualquier expectativa o exigencia personal, da mejores resultados que vivir con la ansiedad de la autoexigencia. Pero la relajación sin trabajo y estudio previo no sirve de nada. Creo que cualquier reto que plantee un personaje exige de una gran preparación por parte de uno, pero sin que ello provoque tensión o frustración. Lo difícil es encontrar ese equilibrio.

¿El mejor consejo que te hayan dado en todo este tiempo? Alguien que tengas en alta estima o que admires.

Ahorra (en el aspecto material). Juega, arriesga, confía en tu intuición (en lo que tiene que ver con mi oficio). Viaja (en lo que tiene que ver con la vida en general). Son los tres consejos que más procuro seguir y que me han llegado por distintas vías o a cuya conclusión he llegado a lo largo de los años. Profesionales a los que admire y tenga en alta estima, muchísimos. Juan Diego fue el primero que me inspiró como actor a seguir sus pasos tras verle actuar en teatro. Lo admiro como actor, como profesional y como hombre comprometido. También admiro mucho a mi suegra, Beatriz Carvajal, y a Sergio Peris Mencheta por su talento creador, su compromiso con el teatro, su capacidad de trabajo y su inteligencia racional y emocional. Cualquier consejo que pueda darte un actor vivido y experimentado es de alta valía. Hoy mismo he leído una entrevista al gran Antonio Medina (un grande a reivindicar en nuestro oficio) en la que daba un consejo estupendo no sólo para interpretar, sino para la vida en general: Escucha antes de actuar.  En definitiva, estar presente en el aquí y ahora,y escuchar son claves para la actuación y para la vida.

¿Te has planteado en dejarlo alguna vez y dedicarte exclusivamente a la fotografía?

No. Es cierto que he tenido alguna época en que la fotografía me ha apasionado por encima de la actuación, pero se trataba de que estaba descubriendo una disciplina artística nueva a través de la cual expresarme. Es complementaria. Todo suma.

Como espectador, ¿qué cine y qué series disfruta Víctor Clavijo? ¿Podrías decirnos al menos tres de cada una?

He disfrutado mucho recientemente de las series Sucesión (HBO) , Mindhunter (Netflix) y Chernobyl. Soy un gran aficionado al género documental. Del cine más reciente te citaría Joker, Jojo Rabbity El hijo de Saúl. Casi se me olvida mencionar Roma, de Alfonso Cuarón, como una de las películas que más me han sorprendido y emocionado de los últimos años. Un Must, sin duda. Una obra maestra visual y emocionante. La vi dos veces seguidas. Puro cine. Me cuesta trabajo encontrar películas que aúnen mirada y contenido. Cada plano de esa película es una lección cinematográfica

Últimamente he descubierto muchas joyas del Noir Asiático. Y entre mis películas favoritas destacaría Amadeus, de Milos Forman: habla del anhelo de talento y el miedo a la mediocridad, dos temas universales en el medio artístico.

¿Qué obras teatrales consideras de obligada lectura para todo aquel que quiera dedicarse a la actuación?

Cualquiera de Shakespeare. Son atemporales en cuanto a pasiones y arquetipos humanos.

Teniendo un nivel de inglés tan elevado, y tan buena pronunciación, ¿no te has planteado intentar suerte en Hollywood? ¿o trabajar puntualmente en alguna producción norteamericana?

No es algo que dependa de mí. Procuro estar al día con el inglés y seguir estudiándolo o practicándolo en la medida de mis posibilidades. Tengo manager americano y he hecho bastantes pruebas para esa industria, pero aún no se ha dado la ocasión de trabajar allí.

De poder ser, ¿con qué directores o directoras te gustaría poder trabajar?

Me gustan los directores que te permiten jugar y arriesgar, que promueven una atmósfera de juego y, al mismo tiempo, trabajan a un nivel de profundidad emocional interesante. Me gustan los directores que disfrutan con los actores y no les tienen miedo, que se nutren de lo que los actores puedan aportar y les invitan a proponer y arriesgar. Cualquier director que me invite a hacer algo diferente y sepa darme confianza y libertad, y que genere un ambiente de creatividad, me encanta. Y cualquier director que sepa tocar la tecla para generar la verdad o la emoción que la escena requiera, me apasiona.

Un placer culpable.

Fumar, por desgracia.

¿Cómo disfruta Víctor Clavijo de su tiempo libre?

Me encanta pasar horas al piano estudiando una partitura que me guste y sentir cómo va mejorando la pieza a medida que la toco. Me apasiona hacer fotografía de entornos sociales desconocidos hasta entonces para mí, metiéndome de lleno en la vida y costumbres de otras personas con mi cámara; se me llega a acelerar el corazón de la emoción. Y me gusta muchísimo el trabajo de laboratorio fotográfico. Con esas tres actividades consigo detener el tiempo y la cabeza.

Entrevista a Víctor Clavijo: Álvaro Panadero