Irwin Allen (I)

Universalmente conocido por su legendaria racanería, el productor neoyorquino Irwin Allen reinó durante la década de los 60 en la televisión estadounidense con una serie de series escapistas, de naturaleza fantástica y concebidas para el disfrute de los más pequeños de la casa. Antes de convertirse en “The Master of Disaster”, produciendo e incluso dirigiendo los títulos que dieron carta de naturaleza a todo un género, el catastrofista, con títulos como “La aventura del Poseidón”, “El coloso en llamas” o “El enjambre”, Allen pobló la pequeña pantalla de submarinos nucleares, naves espaciales, túneles temporales y demás artilugios narrativos que permitían el enfrentamiento semanal de los protagonistas con toda clase de criaturas fantásticas o monstruosas. Eran tiempos de notable ingenuidad, anteriores al progresivo descreimiento de la sociedad estadounidense, y Allen supo cómo alimentar los miedos y anhelos de los jóvenes espectadores con sencillas tramas que combinaban hábilmente efectos especiales pedestres, colorista cartón piedra, un uso desopilante de las imágenes de archivo y una cierta voluntad didáctica. Incluso su figura ha aportado a la terminología crítica la expresión «Irwin Allen rock-and-roll», que se aplica a cuando los personajes de una serie o película se balancean bruscamente de un lado a otro de un escenario para simular un impacto, movimiento sísmico o similar.

Tras ejercer como periodista, Irwin Allen veló sus primeras armas fílmicas en el campo documental, llegando incluso a ganar un Óscar por “The Sea Around Us”. Tras dar el salto a la ficción, produjo y dirigió “The Story of Mankind”, “El mundo perdido” y “Cinco semanas en globo”, evidenciando su debilidad por los mundos fantásticos y un cierto barniz educativo de las masas. Pero sería en la televisión donde comenzaría a forjarse su leyenda. Decidido a convertirse en el amo de las ondas hertzianas, su primer paso sería trasladar a la pequeña pantalla las aventuras del Seaview y su tripulación, protagonistas de su éxito cinematográfico “Viaje al fondo del mar”. El éxito de la propuesta, que se concretaría en cuatro temporadas y más de un centenar de episodios, abriría la veda para sucesivas series: “Perdidos en el espacio”, “El túnel del tiempo” y “Tierra de gigantes”. Acabada la década de los 60, Allen volvería a la gran pantalla, aunque aún incursionaría ocasionalmente en televisión con numerosos pilotos y alguna que otra serie fallida. Pero en la memoria teléfila, los años sesenta serán siempre el feudo de Irwin Allen y sus series.