A pesar de todos los contratiempos que los ladrones han vivido en La casa de papel, y de que tanto atracadores como rehenes llevan más de 60 horas encerrados, la banda está animada: la impresión de billetes no puede ir mejor, superando las cifras que inicialmente se habían marcado, y se inicia una nueva fase en la perforación y construcción del túnel por el que pretenden huir una vez conseguidos sus objetivos. Sin embargo, en el capítulo 8, las cosas no pintan tan optimistas para la policía tras el asalto de un desconocido a la farmacia. Nadie más, salvo la inspectora y el subinspector, estaban siguiendo este hilo de investigación. Algo extraño está pasando.
La desconfianza entre Raquel y Ángel empieza a crecer como la espuma, el ambiente en la carpa está muy enrarecido, porque ambos empiezan a desconfiar el uno del otro pese a ser amigos desde hace muchos años. Raquel decide relevar a Ángel del caso, cree firmemente que él es el topo que filtra información pero antes de que Ángel abandone la carpa, consigue sembrar en ella la desconfianza hacia Salva, su enigmático y nuevo amigo.
En el capítulo 8 de La casa de papel los rehenes planean un intento de fuga
Mientras tanto, ni la policía ni los atracadores saben que los rehenes están preparando un intento de fuga, instigado por el director, Arturo, que intenta hacer acopio de herramientas para pasárselas furtivamente a los rehenes del túnel. Quiere convencer a sus compañeros para que pierdan el miedo a escaparse, sigue pesando que no van a salir vivos del edificio.
Fuera del edificio, Salva ha invitado a cenar a Raquel, que no deja de pensar en las sospechas que tiene hacia su nuevo amigo, sospechas que se desvanecen cuando visita su almacén, y ambos, que se sienten atraídos desde el principio, comienzan lo que parece una relación amorosa.
El subinspector no se resigna y sigue haciendo sus averiguaciones. Al final consigue saber que las huellas de Salva y las de la persona que forzó el coche de la policía cuando extorsionaron al ruso del desguace cuando hacía el retrato robot son las mismas. Pero cuando llama a Raquel, borracho y conduciendo por la carretera, sufre un gravísimo accidente, aunque antes ha dejado un mensaje en el contestador de su casa.
En el capítulo 8, la inspectora no llega a saber que Salva y el Profesor, que está ayudando a los atracadores desde fuera, son la misma persona. Ambos siguen en el almacén de Salva, haciendo el amor, mientras no hay nadie al otro lado del monitor, y el Profesor no puede ver cómo los rehenes han golpeado a uno de los secuestradores, Oslo, y que prosiguen con su intento de fuga. Cuando el Profesor vuelve a los monitores, descubre que los rehenes han conseguido detonar los explosivos de una de las salidas, y escapar del edificio. Esta fuga pone al cerebro de la operación en una situación muy delicada frente a la banda. Por una vez, las cosas no están saliendo como estaba planificado ¿qué pasará ahora en La casa de papel? La situación de la banda es crítica, ya no se están adelantando a la policía, la fuga ha provocado un antes y un después en las estrategias de la banda.